miércoles, 7 de enero de 2009

SÓLO LE PIDO A DIOS QUE LA GUERRA NO ME SEA INDIFERENTE

ace unos días me apresuraba a leer las noticias, unas fotos que parecían salidas de tiempos de antaño en donde los judíos eran cruelmente asesinados o si retrocedemos unas décadas cuando en Europa estalló la primera masacre mundial me mostraban unas imágenes terribles. Creí por un momento que era algún artículo que hacía alguna remembranza sobre esos hechos espantosos, sin embargo no era cierto la fecha que databa el artículo era actual el contexto desprendía un aura del medio oriente y es entonces que lo supe, el ser humano otra vez cometía un atroz crimen ¡unos atroces crímenes!
Las fotos, las imágenes en donde podemos contemplar la inclemencia, las muertes, el llanto, la pena, la impotencia, el dolor, el miedo y nosotros aquí observando, podemos con el pulgar cambiar de escenario e ir hacia otros campos felices a reírnos y olvidar lo que en nuestro mundo sucede; sin embargo es imposible. Me pregunto ¿Acaso no es suficiente lo que hemos visto? ¿Lo que la historia nos ha enseñado? Asesinar de manera cruel, de la forma más vil y cobarde sea cual sea la razón no puede ser permitido.
Somos gente que habitamos en otro continente, pero rechazamos la crueldad, la vileza y el espanto que se da en una guerra, es que acaso no es suficiente lo que ya pasamos, lo que el ser humano ya originó. Es tan terrible el sentimiento que se origina al ver a niños muertos y a sus padres impotentes clamando por volverlos a la vida, madres abrazadas a cuerpos fríos, brazos que se mueven clamando por explicaciones o simplemente por un poco de paz, hombres arrodillados que claman por las vidas, por su nación, gente corriendo llevando en brazos a niños mutilados a mujeres ensangrentadas a cuerpos sin alma y esos brazos los quieren aferrar a la vida a ese derecho escrito en tantas constituciones y violado por tantas naciones.
Yo me digo, si una con tan sólo observar esas imágenes siente una opresión terrible en el corazón y es inevitable que las lágrimas se te escapen y que los puños de las dos manos haga que se te claven las uñas de tanta impotencia; sin embargo, mi voz se levanta mediante este escrito y rechazo estos actos, sí soy una más de las millones de personas que estoy segura rechazamos estos actos monstruosos, exijamos una vida mejor, no seamos indiferentes con esas miradas que vemos a través de nuestros televisores, las miradas que nos claman por ayuda y es cierto no podemos estar en ese continente, no estamos en las mesas de la ONU para dar nuestro punto de vista, pero estamos en este mundo en este momento y no podemos ser inclementes y simplemente observar. Levantemos la voz, escribamos algo y rechacemos el terror y la violencia, exijamos nuestro derecho a vivir en paz, exijamos que se respete el derecho a la vida.
Para terminar, les pediré que sólo observemos la mirada de la gente que ahora esta sufriendo en Gaza, detengámonos un instante en observar sus miradas lo que ellas traslucen y luego pensemos que esa miradas son de nuestros hermanos, nuestros padres, nuestra familia o de aquellos seres a los que no nos une un lazo de sangre pero a los que igual amamos inconmensurablemente.