martes, 2 de septiembre de 2008

Lo ideológico no quita lo literario

En las últimas semanas, nuestro ambiente literario ha tenido ciertos matices de desavenencias, con respecto a una publicación de José Miguel Oviedo; las desavenencias en cuestión, han girado en torno a una riña que provendría de décadas pasadas; particularmente obviaré esto último que acabo de mencionar, ya que me parece insustancial y nada provechoso para con el tema literario que es lo importante. Sin embargo, no puedo obviar el otro lado de la moneda que refleja cuanta importancia se le da a la singularidad de pensamiento, en este caso el de la militancia política que el Grupo Narración profesaba. Es imposible negar que J. M. Oviedo no incluyera sus nombres por alguna razón de carencia en el aspecto formal, estético, reflexivo o de estilo literario, sino que no lo hizo por que este grupo tenía una visión política distinta a la suya.

No se pretende subestimar la calidad profesional de J. M. Oviedo, ya que es indudable su capacidad crítica; por la misma razón creo imposible mantener el silencio y debo manifestar el increíble talento literario que tienen los escritores que pertenecieron al Grupo Narración, estamos hablando de Oswaldo Reynoso, Antonio Gálvez Ronceros, Miguel Gutiérrez (ideólogo del grupo), Gregorio Martínez, Roberto Reyes; cada uno de ellos contienen en sus obras diversos rasgos que enaltecen nuestra literatura, negarlos sería absurdo, ya que incluso no hay necesidad de ser un entendido en la materia para saber con qué clase de profesionales estamos tratando.

Reseña de El Susurro de la Mujer Ballena

La novela El susurro de la mujer ballena de Alonso Cueto fue finalista del I Premio Iberoamericano Planeta-Casa de América de Narrativa en el 2007. Narrada en primera persona por la coprotagonista de la novela, la historia nos sumerge en el mundo de una mujer de clase media alta que tiene una familia regularmente establecida, un amante y unos pocos amigos de verdad. Sin embargo, la monotonía de su rutina diaria se ve trastocada cuando en el avión que la traía de regreso de un viaje de trabajo se encuentra con una antigua compañera del colegio: una mujer enorme, “una especie de mujer ballena” que llegó desde su olvidado pasado para encontrar en Verónica (la narradora) a ese alguien a quien culpar por todas sus desgracias. A partir de este encuentro - luego nos daremos cuenta que fue premeditado por Rebeca - se suceden otras reuniones sorpresivas, surgidas aparentemente de la nada.

En un primer momento, Verónica rechaza a esta figura fantasmal pues siempre le sorprenden e incomodan sus apariciones, principalmente porque, como todo recuerdo que dejamos olvidado, trae los secretos nunca compartidos, incluso secretos de su vida: Rebeca sabe de la existencia del amante de Verónica. Posteriormente, los encuentros van a ser planeados por las dos, Verónica entiende que la única solución, para no herir a la única razón de su vida (Sebas, su hijo), es lidiar con los problemas que había dejado escondidos muy en el fondo de su memoria, pero que la definen desde el colegio.

De esta manera, Alonso Cueto logra ingresar, y no sin precisión, en la psicología femenina. Es justo recordar que no es su primer intento pues Grandes miradas (2003) y La hora azul (2005) son novelas que también están narradas por mujeres y que se adentran en ese mundo tan difícil de alcanzar por un escritor varón. Por eso, el autor no tiene problemas para inmiscuirse en la paranoia de Verónica, en la angustiosa culpa de Rebeca o en la soledad que se puede sentir aun cuando se está rodeado de personas. Este sentimiento es el personaje principal de la novela, está siempre presente, hostigando, generando odios, rencores, culpas, miedos, es el detonante para que las coprotagonistas, que tal vez son amigas, tengan la necesidad de navegar en este viaje al pasado, en este retorno hacia aquel incidente que nadie comentó después, pero que terminó en un intento de suicidio y en un silencio asfixiante.

Es notable la manera cómo la prosa nos permite este acceso a la psicología de la mujer: accesible, sin mayores complicaciones en el lenguaje, en tal medida que nos lleva de la mano hasta el final, en el cual se relata la evolución de cada una de las coprotagonistas después de haber enfrentado a sus respectivos fantasmas. Con esta novela, Cueto confirma las razones que lo han llevado al podio más alto de la narrativa peruana de nuestro tiempo.

ENTRE LA DISCRIMINACION Y EL RACISMO: panorama de una sociedad compleja

Algunos creen que discriminar es algo que atenta contra el espíritu de la democracia, es romper con la idea: todos somos iguales, todos somos libres y debemos de ser unidos para lograr buenos fines. Por otro lado debemos también ser concientes que la naturaleza del hombre va de acuerdo a la naturaleza del mundo, de tal forma que podemos ver a la discriminación hasta cierta medida como parte de la selección natural.

En el Perú el racismo tiene raíces muy profundas a lo largo de toda la historia; en distintas épocas como la colonia, el virreinato, la república aristocrática e incluso en nuestros días, podemos observar como ha subsistido el racismo como parte del orden social, el problema específico que hay en el racismo es en realidad la discriminación sin fundamento. Según la Real academia española discriminar tiene dos acepciones: primero “Seleccionar excluyendo” y segundo “Dar trato de inferioridad a una persona o colectividad por motivos raciales, religiosos, políticos, etc.” Es decir, que al hablar de discriminación no sólo se debe de tomar aquella definición que esta vinculada al racismo, sino también aquella que nos acerca a la propia naturaleza del hombre: la de seleccionar siempre lo que nos parece mejor.

En tal sentido podemos decir que la discriminación funciona también, como un ente regulador del mejoramiento constante de nuestra prole a favor de la evolución. Pero de tal manera que dicho concepto se deslinde con la idea de lo que podría convertirse en racismo, es decir una discriminación sin sentido. Lastimosamente en una sociedad capitalista globalizada las aspiraciones siempre se dirigen a emular las imágenes que más se venden, aquellas que llevan consigo el bienestar económico, de tal forma que incluso la belleza se importa de los países con mayor auge económico. Es allí en donde interviene la alienación, en donde el sujeto quiere formar parte de Otro que lo reconozca como miembro del grupo, desde el punto de vista lacaniano, la alienación sería la búsqueda de la inserción en el grupo del Otro, para lo cual tiene que ser reconocido por los otros que son superiores a él, es la ausencia del nombre del padre en un grupo social, por lo cual los miembros de dicho grupo no encuentran sentido en su existencia y buscan en la imitación de figuras de otros la integración a un grupo, que lo reconozca como miembro. De tal forma que podemos hablar de sociedades enfermas, carentes de émulos propios y de instituciones bajo las cuales se puedan conformar.