martes, 13 de mayo de 2008

Hábitos

Más de siglo y medio de historia independiente, y mucho pero mucho tiempo desde que los hombres establecieron pequeñas civilizaciones y expresaron su cultura a través de diversas formas como cerámicas, telares, arquitecturas, y demás maneras en las que las artes se evidencian en toda la humanidad. Miles de años en la espalda del mundo, desarrollándose sin ningún contacto de culturas europeas, del medio ni del lejano oriente, sin embargo la cultura en América es rica en historia, historia de la que aún se tiene mucho por descubrir, se nos han legado culturas ancestrales que están aquí mucho antes de la llegada de los españoles, así que para quienes piensan que la cultura y la civilización viene con ellos, se equivocan.
Ha pasado mucho tiempo, es cierto, y nuestra sociedad actual sigue tratando de articular la llegada de la cultura europea a nuestras riveras, el virreinato del Perú fue una constante evidencia de una clase dominante y otra dominada, pero también de un proceso de mestizaje que podemos observar en el estilo que poseen los cuadros de pintura que en ese entonces venían creando en la escuela cuzqueña, o en otras manifestaciones como la arquitectura y la música. De aquí podemos dilucidar que el proceso de adaptación vino por parte de la clase dominada a los patrones de la clase dominante, a manera de subsistencia, hoy en día sucede algo similar, nuestra sociedad se proclama democrática, del poder por y para el pueblo, por consiguiente los patrones a los cuales nos venimos adaptando son los que pertenecen a la cultura popular, la de las grandes masas. Lima es una sociedad en donde la mayoría de sus ciudadanos son limeños de primera, segunda o a lo más de tercera generación, cuyo pasado se remonta al “populorum” de las provincias, se podría decir entonces que Lima es una especie de resumen gris de nuestro colorido folklore, pero entre todas nuestras manifestaciones artísticas, la literatura es una puerta abierta por donde podemos ingresar a la problemática de nuestra muy combinada sociedad, no solo por el desarrollo que evidenció a lo largo de nuestra historia republicana, sino porque utiliza el lenguaje, que según los entendidos, es la base y el alma de toda cultura, pues ellos afirman que “sin lengua, no hay cultura”.
Al principio encontramos con Riva Agüero una triste pero sincera verdad: “el Perú carecía de un espíritu y por ende de una tradición literaria”, y desde entonces muchos de los que han abordado el tema hasta nuestro muy actual Antonio Cornejo Polar han tratado con sumo esfuerzo de estudiar nuestra complicada y enredada literatura, logrando hazañas significativas, pero aún con ciertos vacíos que nos dejan inconformes, pero lejos de los entendidos y volviendo a nuestra gran masa “dominante”, la literatura no es de tan fácil acceso como si lo es la música (quizás por factores tecnológicos que favorecieron la difusión de esta entre otros). A nuestra población, de joven edad en su mayoría, poco le importa el hábito de la lectura y prefiere medios más audiovisuales; movidos por un espíritu vanguardista, sus jóvenes almas vinculan lo bueno con lo moderno, desechan las tradiciones porque les suenan más a cosas viejas y caducas, es cierto, mucho tiene que ver el famoso proceso de globalización, cuya principal condición para sobrevivir es la adaptación a la modernidad, pero al seguir esta norma que nos obliga a un proceso de intercambio cultural, a veces recibimos más de lo que solemos dar, y en este caso -para perjuicio nuestro- solemos caer en la alienación cultural.
Nuestra realidad literaria es vergonzosa: Cómo se puede hablar de escritores peruanos si no existen lectores peruanos, aquellos que sientan su realidad reflejada en aquellas obras. De todas nuestras manifestaciones culturales, la literatura es la que hoy en día goza de menos habitud, su escasa producción y su casi nula difusión hacen que hablar de una literatura peruana suene a utopía a pesar de todos los esfuerzos de intelectuales que ni siquiera se conocen entre ellos mismos y a los que para ser francos, se podría decir que solo los conocen sus alumnos de la universidad.

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