martes, 13 de mayo de 2008

EL LABERINTO DEL FAUNO. Realidad y magia.

El realizador Guillermo del Toro (México, 1964) había ofrecido ya al séptimo arte, una película que unía elementos diabólicos con el terrible contexto de la guerra civil española (“El espinazo del diablo”), pero no quedo allí la firme idea de mantener como línea argumental aquel recordado contexto, pues entregó hace algunos años, tal vez, una de las mejores películas que el cine latinoamericano ha entregado a la cinematografía, y es que “El laberinto del fauno” logró reunir elementos dispares y entrelazarlos de tal forma que caemos en su juego: Entramos al laberinto.

Pero no se trata solo de la historia que aquí se narra- si utilizamos un término literario para ayudarnos en la explicación- sino de la unión de elementos reales y fantásticos que si bien son contrarios, ayudan a configurar el tema central, un mundo irreal dentro de un terrible contexto: Así, mientras las tropas del General Franco se enfrentan con los rebeldes, Ofelia (Ivana Baquero), una niña, vive paralelamente a esa cruda realidad, en un mundo mágico, de hadas y misterios que la llevan a descubrir un mágico laberinto y a un misterioso Fauno.

El fauno encarga a Ofelia ciertas misiones que no son del todo obedecidas, pero igual la niña recibe una nueva oportunidad ya que, según la leyenda que el fauno narra, ella es una princesa reencarnada y debe regresar al mundo de la naturaleza donde gobierna su padre. Pero Ofelia debe cuidar a su madre y a su futuro hermano, de la tiranía de su malvado padrastro (un capitán franquista, abusivo y autoritario) y es ahí donde debe elegir entre ambos mundos.

Finalmente vemos como Ofelia decide correctamente para la alegría de sus padres y los habitantes de su reino, mientras que no sucede lo mismo en el mundo real. De este modo llegamos a un desenlace en el que -cayendo en un juego de oposiciones- se mezcla la tristeza de la niña en la realidad y su alegría en el mundo mágico, a donde ella pertenecía, el cual gobernará con justicia y bondad.

“El laberinto del fauno” es una cinta bien lograda, en la que los mundos paralelos son de vital importancia para la configuración de la misma y cuenta, además, con magníficas actuaciones. Todo hace indicar que su realizador estaría ya por empezar el rodaje de una tercera película, que sería considerada la última parte de una trilogía basada en aquel terrible contexto; pero esta segunda entrega es, sin lugar a dudas, una película que nos conmueve de principio a fin y que debería quedar, tal vez para muchos, en el recuerdo.

No hay comentarios: